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Sólo árboles
Shoyan Shëca (Roldán Pinedo López)


Gredna Landolt

Roldán Pinedo nació en San Francisco, comunidad del pueblo Shipibo, cerca a Pucallpa. De su abuelo chamán heredó el mismo nombre: Shoyan Shëca, ‘Ratón inquieto’. Hijo de un maestro de escuela bilingüe y de una ceramista, hoy vive en Cantagallo, asentamiento donde se concentra la gran mayoría de shipibos en Lima. Lucha, junto a otros artistas y artesanos, para convertirlo en un lugar propio. “Acá es diferente que en mi comunidad. En la tarde no se escucha a los pajaritos que cantan, ni en la mañanita el ruido de los monos: shon, shon. El ruido de acá son los autos, los silbatos, ya no se escuchan los ríos que suenan. Esa es la diferencia más importante para mí y extraño siempre. Mi mundo es allá, siempre me da esperanza recordar. Cuando dibujo me concentro y parece que estuviera en la selva, en un mundo nuestro”. 

Llegó a la capital, en 1977, con tres costalillos de cortezas de plantas con los que preparaba “para-para” y “siete raíces” para subsistir. Fue entonces que conoció al historiador Pablo Macera. “Vas a pintar puritos animales, me dijo”. Macera lo invitó junto a Bawan Jisbë –su primera esposa,– a participar en el proyecto Pintura y palabra para retratar y registrar la fauna de sus comunidades. Experimentaron con tierras de color y tintes naturales, sobre telas de tocuyo teñidas con corteza de caoba, un barro especial  (manú) y algunas veces con achiote y guisador o palillo. Las tierras tenían que irlas a buscar hasta la boca del río Pisqui, a cinco días de Pucallpa, en bus y peque-peque. Una aventura peligrosa en esos años, ya que era una zona de poco contacto con personas de fuera. Hasta ese entonces su vida se desenvolvía entre Lima y Pucallpa. Las pinturas fueron expuestas por primera vez en el Museo de Arte del Centro Cultural San Marcos (1999). Esa muestra marcó el inicio de varias exposiciones, con esta misma técnica, en algunas de las cuales participé como curadora. En sus primeros años el pintor se concentró en documentar no solo la fauna sino las costumbres del pueblo shipibo, abordando temas como la curación a través de la ceremonia de ayahuasca, la pesca de paiche, la caza, la recolección de huevos de taricaya, enmarcados por un paisaje donde cada hoja del follaje era pintada con especial cuidado. Luego, fue incorporando más temas, como las visiones, mitos y relatos, en telas de gran formato. Pronto se logra posicionar en la escena artística y es invitado a exponer su trabajo en Europa y Norteamérica.

Abandona paulatinamente los materiales tradicionales y utiliza el acrílico, más a la mano, que le ofrece mayor libertad. Utiliza fondos blancos y sus colores se hacen vibrantes. Con trazos enérgicos y un estilo más definido traza los personajes que lo apasionan: chamanes, sirenas, peces, aves, otorongos, caimanes, boas, constelaciones y todo lo que encierra el espacio amazónico. Opta por una composición con una o dos figuras en gran formato, que le permite una mayor fuerza expresiva, enfocándose en lo esencial. Su manejo intuitivo de la composición y la original recreación de su mundo lo colocan en una perspectiva contemporánea. Recientemente participó en Amazonías, en Matadero Madrid. 

En esta muestra explora lo que conoce de muy cerca: los árboles de la selva amazónica. Viajó de Pucallpa a Dos de Mayo, una comunidad con un bosque que el artista considera casi virgen. Allí, durante tres meses pintó 40 especies de árboles -un trabajo que le encomendó el coleccionista Armando Andrade- de los cuales 25 han sido expuestos aquí. “Cuando hice estas pinturas sentí mucha nostalgia de las cosas que pasé durante mi niñez, en mi comunidad, San Francisco de Yarinacocha. Me iba a bañar a la cocha y me gustaba subir a los árboles, llegar a la rama más alta y saltar compitiendo con los niños de mi edad. Me gustaba acompañar a mi abuelo a pescar, rodeado de muchos árboles, en época de creciente. Aprovechaba en coger los frutos del shimbillo, comérmelos y traer un poco para mi mamá, que a ella también le gustaban. Eso quedó grabado en mi memoria hasta el día de hoy. Por eso, cuando pinto los árboles lo hago sabiendo que mis pinturas tienen mucho poder y energía de la Naturaleza. El arte para mí es una pasión que nace en mí en cada trabajo que realizo, y es un don que Dios me ha dado”.

Los árboles de apacharama, caoba, lupuna, cedro, huanganacaspi, pan de árbol, loromicuna, catahua, shihuahuaco, huito, sapote, copaiba, ayahuma, cashimbo, capirona, quina quina, lagartocaspi, palo sangre, cetico, topa, moena, quinilla, azúcarhuayo  y las palmeras pijuayo y ungurahui conforman el bosque de Shoyan Shëca para esta muestra. Un bosque que tiene el poder de desaparecer por un tiempo el ruido de la ciudad y nos adentra en su magnífica espesura.

 


Shoyan Shëca (Roldán Pinedo López)

(Comunidad Nativa San Francisco, Pucallpa, Ucayali, 1968)

Pintor autodidacta, Roldán Pinedo o Shoyan Shëca (su nombre shipibo) se inicia en el oficio, en 1997, con el historiador Pablo Macera, en el proyecto “Pintura y palabra”, junto a la pintora Bawan Jisbë. (Elena Valera). Desde entonces ha continuado pintando temas relacionados a la cultura Shipibo, a la cual pertenece, logrando posicionarse en la escena artística local. 

Exposiciones individuales

2020   Solo árboles. Centro Cultural Inca Garcilaso, Ministerio de Relaciones Exteriores, Lima
2016   Páro. La búsqueda del refugio. Fundación Euroidiomas, Lima
2013   Presente. Fundación Euroidiomas, Lima
2009   Sabiduría, mirada profunda. Facultad de Letras de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, Lima

Exposiciones bipersonales

2018   La semana de la Amazonía (promovida por la Embajada del Perú en Irlanda), junto a Darwin Rodríguez. Irish Georgian Society, Dublín
2005   Es nuestra costumbre (Amazonía al descubierto. Dueños, costumbres y visiones), junto a Bawan Jisbë (Elena Valera). Museo de Arte del Centro Cultural San Marcos, Lima
Arte Shipibo que dibuja el infinito,  junto a Elena Valera. Semana Nacional del Perú, Galería de la Municipalidad de Toyokawa. Aichi, Japón
2000   Lo mágico y cotidiano en el arte shipibo, junto a Elena Valera. Seminario de Historia Rural Andina, Biblioteca Central de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, Lima
1999   Telas pintadas shipibas: Roldán Pinedo y Elena Valera. Sala de Arte Popular de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, Lima

Ha participado en numerosas muestras colectivas, entre ellas “Amazonías”  (Matadero -Madrid), en varios países, como  Dinamarca, Ecuador, Brasil, Francia, Estados Unidos, Irlanda, Japón, entre otros.

Su trabajo ha sido parte de varias ediciones de la Feria “Ruraq maki, hecho a mano” (Museo de la Nación); la VI y X Subastas de verano del MALI; “Arte de la selva” y “Bazarte. Lima contemporánea”, ediciones VI, VII, VIII y IX (Galería Euroidiomas).

Su obra forma parte de la colección permanente del Banco Central de Reserva y del Ministerio de Relaciones Exteriores del Perú.

Fecha

Del 1 de octubre de 2020 al 28 de febrero de 2021

Lugar

Jr. Ucayali 391, Cercado de Lima

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